Archivos para 17 julio 2011

Cerrado por reformas

Serán unas duras semanas para ustedes.

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Midnight in Paris, de Woody Allen

LAS BECARIAS SON PARA EL VERANO

Emm…sí…hola…mmm…soy Marta. Soy la becaria. Que ya estoy a punto de terminar la licenciatura en Comunicación Audiovisual en el CEU y estoy aquí haciendo las prácticas. York es amor. Y justo me ha dejado escribir sobre la última película de Woody Allen que hemos visto. Después del cine hemos hablado y ha asentido a todas mis opiniones y quería que yo lo escribiera porque dice que está todo muy bien. Se reía y me miraba.

A mí es que Woody Allen me gusta mucho. A veces pienso que es que sus últimas películas no están tan tan bien como antes, pero son muy divertidas de todas formas. Sin embargo, Annie Hall y Manhattan son de mis favoritas de siempre. La de hoy me ha gustado mucho. Me ha gustado porque sale París, que es muy precioso. Y de fondo esa música de los años veinte que tanto me gusta a mí.

Además es una película muy culta, porque salen gente muy importante de la cultura del siglo pasado. Es verdad que yo a veces me perdía un poco porque no sabía de quién estaban hablando, porque a mí tantos nombres me cuesta retenerlos, pero muchas bromas sí me he reído. Y yo creo que la mayoría de las bromas sí las coge todo el mundo. Porque el humor de Allen es muy universal.

También los actores son muy estupendos. Sale hasta Carla Bruni, que es super.elegante, la verdad. El rubio protagonista que me suena mucho lo hace muy bien. Aunque todos en realidad están que se salen.

Y eso. No sé qué mucho más decir. Que es una película encantadora, sale París y hay mucha referencia a la alta cultura. Yo se la recomiendo a todo el mundo, porque me ha gustado mucho. Un beso para tod@s de Marta.

La crítica [y el público] lleva tanto tiempo queriendo reconciliarse con Woody Allen, que el judío ya no tiene ni que esforzarse por hacer películas buenas. Con que no sean [tan] malas, vale.

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Boogie Nights, de Paul Thomas Anderson y Alle anderen, de Maren Ade (Entre nosotros)

Ayer tuve que soportar las pretensiones de la segunda película del reconocido Paul Thomas Anderson. Boogie nights. Qué suplicio de planos secuencia en «guateques», música setentera, mezcla de comedia y drama para radiografiar la citada década. Una de esas películas incipientes que utilizan los consagrados directores estadounidenses para impresionar con algo que parece nuevo y fresco (la industria del porno) pero contado de la forma más convencional posible. Si bien, PTA luego estrenó la aún más pretenciosa, aunque bastante acertada, Magnolia. Y últimamente ha encandilado definitivamente al establishment con la aún más aún más pretenciosa, y algo aburrida, There will be blood (Pozos de ambición). 

Boogie nights cuenta la historia de Dirk Diggler, actor porno, interpretado por Mark Wahlberg. Dicen que su personaje está basado en un importantísimo figurante del porno, conocido por el tamaño de su miembro. Sorry, girls, York no sabe tanto de actores pornográficos. Una leyenda, dicen. York piensa que hay más películas basadas en personajes.históricos.legendarios, que personajes.históricos.legendarios. Está convencido de que alguno se lo inventan.

Y lo peor de todo es que se sabe en cada momento lo que va a pasar. Un déjà vu constante. Nada sorprende. Nada es original. Al principio es divertido pero todos sabemos que terminará poniéndose seria. Naufraga pese al gran reparto (Julianne Moore, Philip Seymour Hoffman, Don Cheadle, John C Reilly, William H Macy…). Todo lo que empieza como comedia acaba como tragedia. Una aburrida tragedia.

York se siente tan intelectual por citar el único pasaje que recuerda de su fase Bolaño que necesita seguir escribiendo. Igual que necesitó ver una película cualquiera para superar el mal trago de Anderson. Fue a su videoteca. Escogió un DVD al azar y guardó silencio. York no sabe nada el 80% de los DVDs que tiene en su casa. Igual que un académico. Alle anderen, se titulaba.

Pues resultó que la película era más que aceptable. En la primera escena, York rió. Y eso es más de lo que puede hacer Boogie nights. Entre nosotros es muy sencilla, lineal, centrada en un único tema. Pero es tenaz en su original planteamiento, angulosa, atractiva… y mucho más entretenida. Cuenta la historia de una pareja rarita, que se quiere a trozos.

Durante dos horas, disfrutas de lo raritos que son, de lo rarita que es ella, de lo rarito (pero menos) que es él. Ellas siempre tienen la culpa de todo. Pero se quieren. Y juntos están bien. Pero siempre hay una tensión subyacente, un desperfecto, algo que falla de fondo. Una constante sensación de inestabilidad.

Es una producción muy pequeña, alejada de la trascendencia y las pretensiones de otras industrias, pero es verdadera. Las interpretaciones dejan poso (1) por su naturalidad. Una intrusión voyeur en el complicado mundo de las relaciones de pareja.

(1) dejar poso: locución lamentable a la hora de hablar de una película. Demasiado frecuente.

Dime algo que no sepa, amor.

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Incendies, de Denis Villeneuve

Creo recordar que en Madrid, capital, se ha estrenado dos veces la obra de teatro Incendies de [un tal] Wajdi Mouawad. Por lo menos estoy seguro de que la última vez fue en la.catedral.de.los.modernos, en el Matadero y que era diciembre. O hacía frío, no sé. York no fue nunca a verla al teatro porque tenía compromisos más divertidos. La compañía que lo representaba era canadiense, y tendría que aguantar su cargante acento al hablar francés y los sobretítulos. En realidad York casi no va al teatro.

York sólo lee subtítulos en blanco. O amarillo.

Así que, como hace con las principales noticias de actualidad, York esperó a que sacaran la película. No se hizo esperar: Incendies de [un tal] Denis Villeneuve, producción canadiense, nominada al Globo de Oro y al Oscar a mejor película extranjera de habla no inglesa.

Pronto nos encontramos con lo esperado. La película no tiene nada de extranjera. Primeros cinco minutos = videoclip de [un tal] Radiohead. Por si no es suficiente, no vaya a ser que el espectador se adentre en un país cinematográfico desconocido, Radiohead se cuela insistentemente en la primera hora de metraje.

Incendies se desvela como una película muy entretenida, llena de misterio, que parte de una premisa argumental muy potente: madre muere y deja de recuerdo un testamento bastante raro a sus hijos. Recuerda a veces la historia de la.Mujer.que.Canta (título de la película en otros países) a [un tal] Piturliwa Pitorliua de Pa negre. No sé por qué. El perfecto empaque formal que envuelve todo el flim, las interpretaciones y la estructura capitular construyen un drama turbio. Atrapa.

Del lenguaje teatral no queda nada en este verdadero ejercicio de estilo. No entiendo del todo la irritante parsimonia de los notarios, quizás una escasa reminiscencia de la obra teatral. El principal problema es, pese a todo, que no hay una sola emoción verdadera detrás de tanto entretenimiento con pretensiones. No puede haber una estética sin ética. Puta guerra, ya lo sabemos. Se echa de menos algo de sentimiento en una construcción, visual y argumentalmente, tan atroz.

Lo que se queda en un proyecto interesante. Nada que envidiar a su irregular rival, In a better world (En un mundo mejor) de [una tal] Susanne Bier.

Teatro y cine. Tan lejos, tan cerca.

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